Pese a no haber tenido ni comentarios a favor ni en contra, he decidido subir el segundo capítulo, a ver si así os animáis a comentar y a decirme si verdaderamente queréis que continúe o que lo deje donde está.
Como siempre vosotros tenéis la libertad de decirme qué queréis que vaya subiendo al blog, porque me encanta que podáis participar y que además me aconsejéis sobre lo que queréis leer y lo que no.
Lo dicho, me encantaría que me guiaseis un poco hacia donde os gustaría que fuese yendo el blog y demás porque esto, además de ser mis idas de olla lo hago por vosotros con mucho cariño y ganas. ;)
Capítulo 2:
Treinta minutos después, Beckett estaba aparcando
junto con los otros coches de policía y los de la científica. Nada más bajarse
del vehículo fue directa al interior del edificio donde encontró a Ryan y
Esposito escaleras arriba, los cuales estaban hablando con un hombre de unos
treinta o treinta y cinco, de estatura media con el pelo algo desaliñado,
seguramente de haberse despertado hacía relativamente poco.
-
¿Testigo? – Dijo en cuanto
Esposito dejó de hablar con aquel hombre.
-
Casi, encontró el cadáver. –
Respondió Ryan mientras apuntaba algo en su libreta. - ¿Y Castle? – Frunció el
ceño extrañado de no verlo allí.
-
Se ha quedado durmiendo, ha dicho
que no se encontraba bien… - Respondió Beckett.
-
Qué raro… - Se sorprendió
Esposito mirando de soslayo a Ryan. - Seguro que le hubiese encantado ver esto.
-
¿Qué me podéis contar de la
víctima? – Dijo intentando desviar la atención de los dos detectives.
-
Andrew Leeds, varón blanco,
alrededor de unos 70 años. – Contestó Esposito echando un vistazo a su libreta.
– Vivía solo desde hace unos 7 años, cuando su mujer murió víctima de un
cáncer. Tiene un hijastro con el que, según nos ha comentado el portero y
algunos de los vecinos, no se llevaba especialmente bien. Por lo que ha podido
decirnos Jerry Dawson, el portero, hacía al menos un año que no lo veía visitar
a su padrastro.
-
Le hemos localizado y ahora vive
en Queens. Está de camino. – Terminó Ryan.
-
Muy bien chicos, buen trabajo. – Les
felicitó.- ¿Y dónde está nuestra víctima?
-
Allí con Lanie. - Respondió Ryan
señalando la puerta por la que entraban y salían policías.
-
Gracias chicos, seguid con lo
vuestro. – Se despidió rápidamente y fue directa al interior de la vivienda,
donde un policía le indicó que la forense se encontraba en el cuarto de baño.
Cuando entró la vio arrodillada frente al cuerpo. – Hola Lanie… ¿Pero qué...? –
Dijo sorprendida al ver el cadáver.
-
Hola cariño, parece ser que
nuestro amigo no ha tenido un buen día… - Terminó de apuntar algo en el
informe. – Le han decapitado y le han cortado las manos y los pies. Aún no
hemos encontrado las partes que faltan, los chicos las están buscando.
-
Y.. ¿La causa de la muerte? ¿Decapitación?
– Se llevó instintivamente una mano al cuello.
-
No, le mutilaron después de
haberle matado. Ésta fue la causa de la muerte. – Señalando el torso.- Al
parecer le apuñalaron en el pecho con algo de gran tamaño pero hasta que no me
lo lleve al depósito no te lo podré decir con seguridad. – Se incorporó hasta
ponerse casi a la altura de Beckett.
-
Parece que ha sido un robo que se
truncó pero, ¿mutilarlo de ésa manera? – Dijo revisando el escenario y viendo
la casa revuelta.- Me parece demasiada molestia… Alguien le odiaba tanto hasta
el punto de llegar a algo así. – Lanie asintió a lo que su amiga dijo.
-
Por cierto, ¿y el chico escritor?
– Levantó una ceja.
-
Ha preferido quedarse en casa, al
parecer no se encontraba bien. – Carraspeó con cierto algo de nerviosismo.
-
¿Y perderse éste espectáculo?
¿Castle? Imposible… - Negó con rotundidad.
-
Bueno pues así es, ya mañana se
pondrá al día con el caso. Gracias Lanie, en cuanto tengas algo ya sabes,
llámame. – Dio por zanjado el tema, dejando a Lanie sin entender nada. Salió
del edificio y se despidió de sus chicos, poniendo rumbo a su coche en
dirección a la comisaría. Aquella iba a ser una noche muy larga y tendría que
llamar a Castle para decirle que quizá iba a tardar unas horas.
Eran ya las cuatro de la mañana cuando el móvil de
Castle comenzó a sonar.
-
¡Por fin! ¡Ya era hora Kate!
¿Cuándo vas a venir a rescatarme de ésta tortura? Porque es una tortura, estoy
muy muy aburrido.
-
Pues… verás, para eso te llamaba…
- Se mordió el labio inferior. – Es posible que aún tarde unas cuantas horas
más de las que pensaba.
-
¡¿QUÉ?! – Pegó un grito. - ¿Qué?
– Volvió a repetir pero en voz baja, no le convenía nada que ni su madre ni su
hija se enterasen de la ridícula situación en la que se encontraba. – Tienes
que estar de broma Kate…
-
Lo siento cariño pero tendrás que
esperarte un rato más… - Bajó la voz para que nadie de la comisaría la
escuchase. – Ya te he dicho que te lo recompensaré y, además, el caso te va a
encantar… - Le sonrió al otro lado del teléfono.
-
¿Me encantará? – Eso ya le gustó
más.- ¿Fantasmas? ¿Zombies? ¿Otro vampiro? ¿Han vuelto las Embrujadas? ¿Buffy?
-
Nada de personajes fantásticos. –
Sonrió y negó lentamente como si él pudiese verla.- Hazme caso, ya lo verás y
te aseguro que no te decepcionará. Sólo tienes que aguantar hasta la mañana,
¿vale?
-
Está bien… - Hizo un ruido con la
boca a modo aceptación obligada. – Pero ten por seguro que me cobraré ése
favor... Y más vale que sea un favor sexual. – Colgó el teléfono y lo dejó
sobre las sábanas. – Genial… me hago pis… - Se mordió los labios y miró la
planta que tenía al lado.- Tendrás que perdonarme pero es un caso de fuerza
mayor. – Le dijo a la planta.
Ya había amanecido y Beckett seguía frente a la
pizarra la cual estaba aún llena de interrogantes.
-
Beckett, parece que tenemos algo.
– Esposito apareció por detrás con lo que parecía un boceto. – Hemos encontrado
un par de testigos que han arrojado algo de luz al caso y – Movió el papel que
tenía en las manos. - tenemos un retrato robot de un posible sospechoso.
-
Por fin tenemos algo. – Cogió la
hoja de papel.- ¿Lo habéis pasado por el programa de reconocimiento facial? –
Ryan, que estaba al lado de Esposito asintió. - ¿Y bien? ¿Alguna coincidencia?
¿Tenemos ya un nombre?
-
Oye, ¿en serio que Castle no te
ha llamado? Es raro que no haya aparecido ya… - Preguntó Esposito con curiosidad.
-
Espo, el sospechoso. – Le dio una
mirada fulminante ante aquella pregunta que ahora no venía al caso.
-
Se llama Patrick Norris. – Dijo
mientras ponía en el ordenador la ficha policial.- Ha sido detenido en
numerosas ocasiones por allanamiento de morada, robo con violencia, amenazas y
posesión de drogas. Vamos, es una joyita. Al parecer llevaba varios días
rondando por allí. Y el portero asegura que le ha visto visitar a la víctima en
un par de ocasiones.
-
Perfecto, vamos a hacerle una
visita, ¿no? – Sonrió cogiendo su chaqueta y dirigiéndose al ascensor con los
chicos.